[PARECE MENTIRA]
Saludó a la secretaria del Ayuntamiento como si la hubiera conquistado anoche y a los cinco minutos estábamos los dos delante del alcalde de Yerne, un fontanero que rondaba los 50 y con aspecto acoquinado. Un prubitín en manos de aquel bárbaro descomunal. Una tuerca del 0,5 en las tenazas de Günter.
-¿Qué ta, Gabrgié? Este es Osca -me presentó-, pegiodista de península. Va diguigí pegiódico en espanió muy bien paga isla, como los de alemán y noguego y emisoga de gadio. Osca va ayudá en gadio también. Ahoga, ya sabe, licencia van a da a nostrgos y ayuda mucho a tuguismo.
Günter era un figura, un gárrulo profesional. Además, como rajaba tanto y dejaba tan poco hueco por el que colar alguna palabra, terminaba dando la sensación de que lo tenía todo controlado, que no había problema que no solucionara. Vamos, que le dejaran hacer.
El alcalde de Yerne sabía perfectamente lo que se amasaba en las manos de Günter, pero lo que menos necesitaba era una campaña en su contra por parte de Günter. Probablemente era el alemán más conocido de la isla. Así que el alcalde de Yerne prefería aplazar las “irregularidades” de Günter al menos hasta que pasaran las elecciones. Por eso Günter aprovechaba la tesitura.
-Ahoga, con Osca todo mucho meghó. Vamos poné antena en Montania Blanca. Queguía comentagte paga tú sabé.
-Pero, Günter, eso no lo puedes hacer -intercaló tímidamente el fontanero alcalde.
-Vamos, vamos, ¿cómo no podé, Gabrgié? Sólo sabe tú y yo. A nadie voy a decí.
-¿Y Anibal?
-Olvidá Aníba, Gabrgié.
Mientras dilapidaba la frase, Günter palmeó la espalda del fontanero, me dedicó a mí un gesto con la cabeza de que nos íbamos y se despidió del alcalde de Yerne haciendo de todo esto un claro ejemplo de hechos consumados.